Cada vez que navega por Internet, el navegador descarga archivos de caché en forma de elementos web, como imágenes. La próxima vez que visite ese sitio, el navegador cargará esos elementos directamente desde la caché. Eso significa que esos elementos, y las páginas donde se encuentran, pueden cargarse más rápido, pero también que el navegador retiene toneladas de archivos de caché innecesarios de todos los sitios que visita. El navegador, al igual que todas las aplicaciones e incluso el propio Windows, también crea archivos temporales que le son necesarios para funcionar. Sin embargo, cuando termina una sesión, esos archivos suelen dejar de ser necesarios. Por desgracia, las aplicaciones no eliminan sus propios archivos residuales cuando acaban su tarea. Y ahí entra AVG TuneUp.